Última hora: Firmada la orden de ejecución. Su tiempo se agota. El pasado 6 de septiembre, un juez de Georgia firmó la orden de ejecución de Troy Davis por la que autoriza al estado a ejecutarlo el 21 de septiembre, a pesar de que siguen siendo muchas las dudas sobre su culpabilidad. AHORA MÁS QUE NUNCA, NECESITAMOS TU APOYO PARA DETENER ESTA EJECUCIÓN.
Troy Davis fue condenado a muerte en 1991 por el asesinato del agente de policía Mark Allen, cometido en Savannah, Georgia, en 1989. Nunca ha existido ninguna prueba material que vincule directamente a Davis con el asesinato, y el arma del crimen nunca se encontró. La acusación contra Davis se basaba en declaraciones de testigos presenciales y siete de los nueve testigos clave se han retractado de su testimonio o lo han modificado.
En junio de 2010, la Corte Suprema estudió el caso de Davis, pero el juez volvió a rechazar su alegato de inocencia, afirmando que el acusado debía probar su inocencia, no sólo las dudas existentes sobre su culpabilidad. El pasado 28 de marzo la misma Corte rechazó su última apelación, dejando así vía libre para que el estado de Georgia fije una fecha de ejecución y dejando a Troy Davis a un paso de su ejecución.
En este momento, Troy Davis sólo tiene una oportunidad: La Junta de Indultos y Libertad Condicional de Georgia. Esta Junta ya dictó una suspensión en 2007, declarando que no permitiría que se llevara a cabo una ejecución “a menos que los miembros de la Junta estén convencidos de la culpabilidad del acusado”. En las próximas semanas se reunirán de nuevo tendrán que decidir si Davis es ejecutado o no.
En cualquier sistema legal, todos somos inocentes hasta que se demuestra lo contrario. Sin embargo, en Estados Unidos la pena de muerte discrimina a las personas, ya que tiene una incidencia desproporcionada en personas sin recursos económicos, en minorías étnicas, y se aplica a menudo en juicios injustos, en los que se plantean dudas sobre la culpabilidad de los condenados, u otras irregularidades. Desde que Troy Davis fue condenado, más de 90 presos han sido excarcelados tras demostrarse su inocencia. En todos esos casos, los acusados habían sido declarados culpables más allá de una duda razonable.
ACTUA:
En junio de 2010, la Corte Suprema estudió el caso de Davis, pero el juez volvió a rechazar su alegato de inocencia, afirmando que el acusado debía probar su inocencia, no sólo las dudas existentes sobre su culpabilidad. El pasado 28 de marzo la misma Corte rechazó su última apelación, dejando así vía libre para que el estado de Georgia fije una fecha de ejecución y dejando a Troy Davis a un paso de su ejecución.
En este momento, Troy Davis sólo tiene una oportunidad: La Junta de Indultos y Libertad Condicional de Georgia. Esta Junta ya dictó una suspensión en 2007, declarando que no permitiría que se llevara a cabo una ejecución “a menos que los miembros de la Junta estén convencidos de la culpabilidad del acusado”. En las próximas semanas se reunirán de nuevo tendrán que decidir si Davis es ejecutado o no.
En cualquier sistema legal, todos somos inocentes hasta que se demuestra lo contrario. Sin embargo, en Estados Unidos la pena de muerte discrimina a las personas, ya que tiene una incidencia desproporcionada en personas sin recursos económicos, en minorías étnicas, y se aplica a menudo en juicios injustos, en los que se plantean dudas sobre la culpabilidad de los condenados, u otras irregularidades. Desde que Troy Davis fue condenado, más de 90 presos han sido excarcelados tras demostrarse su inocencia. En todos esos casos, los acusados habían sido declarados culpables más allá de una duda razonable.
ACTUA:
Amnistia Internacional
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